Ante el vacío existencial que la humanidad vive, no puede detener la inumerable corriente de pensamientos que afectan al hombre, pues éste se ve inmerso en éstas mismas influencias relativistas que en varias ocaciones le dejan más confundido que cuando se da cuenta que existe, ante la realidad inminente de ciertas corrientes, qué es lo que impulsa al hombre a vivir la vida con sentido, qué es lo que le hace cobrevivir en medio de esta selva por asi decirlo, donde el más fuerte es el que saborea el triunfo de SU (relativamente) verdad.
Verdad que hedonistamente le da un sentido equívoco y vacuo de sus acciones. El hombre siendo autor y actor de su propia vida, ha ido olvidando sus tradiciones que le hacían experimentar un sentido de identidad, y que hoy solo le provoca nostalgia cuando éste, lejos de las dichas tradiciones está. Lametablemente el hombre en muchas ocaciones no sa da cuenta de ese alejamiento que él mismo ha propiciado, alimentado y promovido.
Antropológicamente hablando, el hombre se caracteriza por ser un ser religioso, que está continuamente en busca de ese Ser Supremo que le concede armonía y orden de su entorno, de su habitat. Hoy en día parece que el ser religioso, está confundido con sus creencias, dando validez a lo que por valor carece, por tan sólo existir como ente de razón.
Un motivo por vivir, es por lo que el hombre aspira, es por lo que una humanidad asesina y se autodestruye, siempre y cuando este motivo está mal adecuado a la verdad. Si buscamos un motivo por vivir, sería exhortadamente encontrarlo con forme a la verdad, así es como el hombre mismo encontrará la verdadera armonía, orden y Paz que todo ser humano necesita y requiere para ser feliz. Finalmente, el hombre encontrará un verdadero motivo por vivir, cuando se de cuenta que hay alguien que lo necesita, aún cuando no le conosca, "servir y veremos"... "cuando se convierta en otro".
CONTINUARÁ..... Fr. Pablo Fidel Caballero L. HdP
